"Todo comienza con Dios" - Reflexiones para maestros cristianos

¿Has pensado alguna vez que Dios es el centro del proceso educativo?

Name:
Location: chiclayo, lambayeque, Peru

Martín cabrejos Fernández.

Monday, August 31, 2009

¿Mostramos los maestros el rostro de Dios?


Algunas ideas previas…1. La siguiente es una verdad: Estamos fuertemente condicionados por la imagen del positivista maestro contemporáneo. Hoy un maestro hace, generalmente, inversiones muy limitadas en la vida de sus alumnos, en situaciones altamente controladas.2. Limitamos la enseñanza solo al ámbito de un aula. El proceso educativo consiste en ir de aula en aula acumulando o distribuyendo grandes cantidades de apuntes sobre infinidad de temas. El resto del tiempo, los maestros tenemos poco o ningún contacto con las personas a las que educamos.3. La enseñanza es juzgada casi enteramente por su contenido. El mejor maestro es el que mas sabe pues “Saber y conocer es poder”; La vida y experiencia del maestro, sus convicciones y sus ideas son consideradas como elementos hostiles o innecesarios al proceso educativo.4. La enseñanza gira alrededor de los conceptos que se transmiten de la mente del profesor, a la mente del alumno. Por eso la enseñanza se concentra cada vez más en lo abstracto, lo teórico, lo impráctico. Muchos maestros viven aislados de la realidad que enseñan, y esta falta de vínculos con la realidad cotidiana ha llevado a que la sociedad descarte poco a poco a los maestros como factores de verdadera influencia en la vida de los alumnos.
El maestro es un líder que ha sido llamado a impactar a otros con su vida. Esto quiere decir que todo maestro es líder en cuanto transmite un mensaje con todo lo que hace. Si nos remitimos a la fuente de nuestra fe que es la Palabra de Dios no vamos a encontrar en ningún lado la figura del maestro que limita sus intervenciones a lo intelectual. El maestro en la Biblia es la persona que busca tocar la vida de los demás utilizando las palabras y el ejemplo.El problema con muchos maestros no son sus enseñanzas, sino el espíritu con el cual las imparten. El resultado de una enseñanza no acompañada por una vida de fe, es la satisfacción egoísta de cumplir con lo programado sin darnos cuenta que desprogramamos la vida de nuestros estudiantes que esperan ver en sus líderes el rostro visible de Dios.La experiencia de un “Estudiante”El evangelista san Juan en el inicio de sus escritos hace una declaración que no tiene nada de académica e intelectual al referirse a las cualidades de su maestro excelente (Jesús). Dice:· El verbo se hizo carne.· Habito entre nosotros.· Vimos su gloria.· (Era) Lleno de gracia y verdad.El discípulo habla de una realidad vivida más que de una verdad aprendida. Da a conocer una experiencia personal significativa. Todo lo que adquirió de su maestro fue captado por sus ojos (ver), oídos (Escuchar), mente (Reflexionar), manos (Tocar)… se trata de todo su ser en contacto con Jesús su maestro.La experiencia del maestro de maestrosCuando a Jesús le decían “Señor muéstranos al Padre” respondía: “¿Tanto tiempo he estado con ustedes y todavía no me conocen?”. Es decir, quien veía a Jesús veía al Padre. Las características de Dios Padre eran presentadas fiel y claramente por Jesús como en un espejo.Jesús no entregó palabras frías y desprovistas de vida, permitió que otros vieran al Dios del amor que estaba detrás de sus palabras. Combinó la verdad y la gracia y dicha formula resultó irresistible para los discípulos que se sintieron atraídos por Dios.San PabloOtro gran maestro fue San Pablo quien se refirió a si mismo como “Un libro abierto”. Dio ejemplo y animó a que imiten su forma de vivir. A uno de sus discípulos le dijo “No permitas que nadie menosprecie tu juventud… sé ejemplo de palabra, conducta, amor, fe y pureza”Debemos considerar lo siguiente: Cuando Dios escoge una persona para ocupar un rol de influencia pretende que entienda que cada paso de su vida, en público y en privado, en situaciones formales e informales, en familia o con amigos, va a estar revelando algo acerca de quién es Dios. Este será uno de los elementos claves en abrir o cerrar los corazones de los demás hacia el Señor.“Tal responsabilidad no se puede llevar con liviandad. Demanda del maestro líder un temor reverente en su trabajo y un afán por perseverar en su propia experiencia espiritual con Dios. Exige que el líder recuerde en forma continua que para muchos, él es «la cara visible» del Dios invisible”.¡Qué gran responsabilidad y privilegio!Ser maestro universitario no es cuestión de dar una clase, ni de ser meramente un transmisor de información. Muchas veces el peligro de dominar un tema o saberse especialista en una asignatura o materia lleva a la soberbia y a la autosuficiencia. Aprender y dominar lo teórico lo puede hacer cualquiera con un poco de esfuerzo y algunas horas de lectura. Pero ser maestro según el estilo de Cristo es haber sido llamado a comunicar con fidelidad un mensaje sagrado; un mensaje que no entra solamente por los oídos, sino también por los ojos, las percepciones, las manos, la comunión, el amor, la risa, el llanto, los comentarios, los gestos y las miles de otras formas que hablamos con nuestros pares.

Sunday, August 30, 2009

Para ser buen maestro


Ser un buen maestro no solo es fundamental para alcanzar el desarrollo cognitivo y el de las múltiples inteligencias de los estudiantes, sino también para conseguir su bienestar espiritual. Si un estudiante mantiene una adecuada valoración del testimonio profesional y personal de su maestro, es más sencillo que desarrolle una estrecha relación con Dios.Muchos no han tenido un buen ejemplo. En las aulas algunos maestros están como ausentes. Otros son fríos y severos. ¿Cómo romper con este círculo vicioso y ser maestros camino entre nuestros estudiantes y Dios?
1.- Busquemos al modelo perfecto del amor.Dios es el modelo perfecto de amor para los maestros. Jesús nunca dudó del amor de su Padre. Aquel vínculo de confianza, entrega y comunicación debe buscarse siempre entre un maestro y sus estudiantes. Inspirados en Dios debemos ser sabios para aprobar, corregir, aconsejar y encaminar. Si el amor de Dios es la fuerza que nos permite vivir inspirará nuestra pedagogía, nuestra palabra, nuestros métodos, nuestra vida.2.- Vivir como “Libros abiertos”Esto es vivir en la verdad. El conocido músico Cliff Burton en “To live is To die” nos dice: “Cuando un hombre miente mata a una parte del mundo. Éstas son las muertes pálidas a las que los hombres mal llaman 'sus vidas'. No puedo soportar seguir siendo testigo de todo esto. ¿No puede elReino de los cielos llevarse a casa?”Vivir en la verdad consiste en llevar el Reino de los cielos a la escuela. También implica tratar con respeto y dignidad a los estudiantes, así les enseñamos a tratar con el mismo respeto y dignidad a los demás. La manera de actuar del maestro influye siempre en sus estudiantes. Dos palabras son claves para crear un ambiente de apego a la verdad o de “Libros abiertos”: felicidad y perdón.El maestro debe promover un ambiente de felicidad mediante la dedicación a todas pero a cada una de las vidas puestas, por voluntad de Dios, en sus manos de alfarero o formador. Cada estudiante es único y necesita no solo de los conocimientos de su maestro, sino de un norte y objetivos para su vida. El maestro le puede ayudar a encontrarlos, con respeto, con apego a la verdad y sin manipulaciones.El ambiente de perdón se promueve también con el ejemplo. El maestro perdona y pide perdón. La felicidad y el perdón fortalecen la unidad de toda comunidad humana, una de ellas es la escuela.3.- Preocupación por la espiritualidadUn maestro responsable, con principios y valores cristianos, vela por las necesidades espirituales de sus estudiantes. Es responsabilidad de los maestros fortalecer su conducta de fe, animarles cada día a tener una relación intima con Dios. Orar juntos, meditar en el ejemplo de Jesús, promover la práctica de nuestros valores cristianos en la escuela y en su casa. Que los estudiantes vean que su maestro ama y honra a Dios con su vida. Los maestros tenemos que demostrar que valoramos las cuestiones espirituales; de lo contrario, los estudiantes lo notarán enseguida.4.- Disciplina y correción“En su acepción más común la disciplina es la capacidad de enfocar los propios esfuerzos en conseguir un fin, si bien etimológicamente, disciplina hace referencia a la instrucción dada a un discípulo, acepción que preserva el sentido de la palabra original en latín (instrucción) cuya raíz “discere” significa aprender. Su sentido es amoldar el carácter y el comportamiento de un individuo para conseguir una eficiencia máxima en alguna labor. Así se habla de disciplina militar a la seguida por las fuerzas armadas o disciplina escolar a la que se aplicaría en las escuelas para conseguir un mejor aprendizaje”.Los estudiantes necesitan que se los corrija con amor. La disciplina es fundamental para que se conviertan en personas de bien. Algunos maestros parecen creer que la disciplina implica un trato severo, que incluye amenazas, insultos y humillaciones. Sin embargo, nunca se debe relacionar la disciplina con la crueldad. Por supuesto, en ocasiones tal vez haya que imponer alguna sanción, pero esta debe ser aplicada con paz y en un ambiente de diálogo veraz, perdón, tolerancia y comprensión.Maestro, tu escuela será un evangelio viviente en cuyas aulas es sembrada la semilla del amor de Dios que permita cosechar salvación. Si alguna vez creímos que no es posible, que es demasiado tarde o que a pesar de los esfuerzos realizados nos resulta casi imposible lograrlo, no nos sintamos mal, Dios es especialista en las razones imposibles ante los ojos de los hombres. Ora por mí que yo lo haré por ti. En Dios si es posible.

Saturday, August 15, 2009

La pedagogía de Jesús


Todos los que hemos recibido la bendición de llamarnos maestros y, como tales, dedicarnos a la labor de formar y enseñar deberíamos considerar indispensable para el desarrollo de nuestra vocación la observación cuidadosa de los métodos y procedimientos que Jesús empleó en su labor de “Rabí” (maestro).Visualizar a Jesús enseñando, es un “ejercicio” que no debe perder su atractivo. Cada vez que nos acercamos a la persona de Jesús descubrimos una multitud de nuevos tesoros que modifican nuestra perspectiva sobre el proceso de formar a otros mediante la enseñanza. Visualicémoslo enseñando en una sinagoga, o en el sermón de la montaña y, luego notemos las, a mi entender, características más importantes de la pedagogía de Jesús:1.- La escuela de Jesús era su propia vidaLa gran debilidad de la enseñanza es enfocarse solo en los contenidos. Es mucho el tiempo de estudio y preparación de material; pero es poco el tiempo dedicado al elemento principal de nuestra labor: la vida misma del maestro, su coherencia, su testimonio.La razón por la que Jesús impactó tan profundamente en sus discípulos es la calidad de su vida. Enseñó lo que vivió, eso lo hizo distinto. No le bastó enseñar la teoría de los temas que abordaba, sino que su enseñanza estuvo impregnada de su apego y compromiso con la verdad. Luego, sus discípulos afirmaron que enseñaban los hechos que habían visto y oído, lo que habían contemplado y palpado con sus manos. Es decir, hablaron de la clase de persona que era el Maestro con el que habían convivido y después, como añadidura, de los conceptos que de El recibieron.Cuando nuestra enseñanza se basa solamente en el conocimiento de la teoría de los temas, enseñamos sin compromiso y sin autoridad, nuestra vida se separa de la vida de nuestros estudiantes, se muestra fría y distante y esa despreocupación contradice la eficacia de las verdades que deseamos otros incorporen a su vida.Nuestros estudiantes percibirán cuándo nuestra enseñanza está respaldada por la vida de su maestro. Ellos nos escuchan de una manera diferente cuando nuestros apuntes y nuestra vida comunican exactamente el mismo mensaje.2.- Preguntar y RepetirSon dos los estímulos que aporta la pedagogía de Jesús al aprendizaje: Preguntar y repetir.Casi siempre, Jesús, inició sus tertulias con una pregunta, de esta manera, obligó a los discípulos a reflexionar sobre el asunto, en lugar de darles directamente la respuesta. Un maestro no debe comunicar a sus estudiantes una verdad que puede ser descubierta por ellos mismos. El buen uso de las preguntas les ayudará en esta tarea. La tendencia es a olvidar rápidamente las enseñanzas recibidas, pero a conservar permanentemente las verdades personalmente descubiertas.Usó la técnica de repetir una y otra vez de muchas maneras una misma verdad para que quedara grabada en la mente de los suyos. Por ejemplo: para explicar el reino de los cielos utilizó trece parábolas distintas. Este método audiovisual permitió a la gente identificar el Reino al ver las redes y los peces, al ver las semillas y los frutos.El buen maestro debe conocer el contexto particular de sus estudiantes, de modo que sus enseñanzas resulten relevantes a la realidad que cada uno.3.- Enseñanzas claras y prácticasLos principios enunciados de manera teórica deben invadir la vida cotidiana de los estudiantes, lo otro sería quedar atrapados en generalidades ya conocidas. Por ejemplo todos sabemos que es necesario cuidar el medio ambiente, lo que falta saber es cómo cuidarlo; para ello el maestro debe comenzar con su ejemplo frente a sus estudiantes.Jesús buscaba que sus enseñanzas fueran claras y prácticas. Echó mano de elementos de la vida cotidiana de sus oyentes para explicar las verdades eternas: una moneda perdida, una perla preciosa, una semilla de mostaza, la levadura, las ovejas o el aceite para las lámparas.El buen maestro debe conocer el contexto particular de sus estudiantes. Las luchas, los desafíos, las aspiraciones y los temores que enfrentan en su vida, serán las monedas, las perlas, las semillas, la levadura, las ovejas y el aceite de sus lámparas; de esa manera nuestras enseñanzas resultarán relevantes a su realidad. La enseñanza, para ser significativa, debe impactar el desarrollo de sus vidas.4.- Respetó las etapas del desarrolloUn maestro que limita su labor a la enseñanza no logrará impactar la vida de sus estudiantes. Así como Jesús, el maestro sabe que existen tiempos particulares y, por sus características, ascendentes. Pasamos de la empatía inicial y la sobriedad de nuestra pedagogía a incrementar el proceso con nuestro compromiso y vínculo afectivo. No fabricamos máquinas, mucho menos objetos en serie. Es inherente a nuestra condición humana crear y fortalecer dicho vínculo como el tiempo decisivo para lograr hacer de nuestra escuela una comunidad de vida y no solo una comunidad de trabajo.Un punto débil en nuestra pedagogía es exponer a nuestros estudiantes a verdades para las que ellos aún no están listos. Los educadores nos abocamos a contestar preguntas que las personas no se están planteando, y por esto caemos en la irrelevancia. Hablarle a un grupo de jóvenes solteros sobre el matrimonio nunca provocará el mismo resultado que al hablarles sobre la amistad. Hablar a los novios sobre la amistad nunca provocará el mismo resultado que hablarles sobre el matrimonio. Por dar una enseñanza a destiempo derrochamos desperdiciamos el tiempo y derrochamos los esfuerzos propios y los de nuestros estudiantes5.- El aprendizaje es un procesoEl maestro nunca da por sentado que su enseñanza fue claramente comprendida por todos. Las personas filtran lo que enseñamos a través de las particularidades de su propia cultura y experiencia personal, por lo que le dan una interpretación a la verdad que no siempre es acertada o completa. Solamente por medio de diálogos posteriores, casi siempre personalizados, lograremos que obtengan una comprensión clara de la enseñanza. Estas pláticas personalizadas son una ventaja, pues permiten adaptar la enseñanza a la situación particular de cada uno. No es lo mismo enseñar a una persona sana que a una enferma, a un niño bien alimentado que a uno desnutrido; en ese momento posterior lograremos realizar los ajustes necesarios a las enseñanzas generales para que sean aplicables en un contexto particular.6.- Aprovechar las oportunidadesEl currículo de las enseñanzas de Jesús lo iba determinando el maestro de maestros según las experiencias particulares de los suyos, muchas veces en el curso de un día.El maestro no se debe sentir atado a sus apuntes ni se exige cumplir a como de lugar con la totalidad del programa. Permanece atento a las inquietudes de sus estudiantes y detiene sus actividades programadas para aprovechar situaciones idóneas que le permitan enseñar algún principio útil para su vida.Debemos dejar espacio para que sea el Espíritu del Maestro el que dirija nuestra enseñanza, y no nosotros mismos.Para terminar, Jesús es fuente inagotable de amor y sabiduría. Me animo y les animo a buscar más del magisterio de Jesús que pueda ser aplicable a nuestra propia pedagogía. Visualicémoslo enseñando a miles, a doce o a uno; siempre con la misma entrega. Lo que descubras en EL te servirá a ti mismo.