"Todo comienza con Dios" - Reflexiones para maestros cristianos

¿Has pensado alguna vez que Dios es el centro del proceso educativo?

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Location: chiclayo, lambayeque, Peru

Martín cabrejos Fernández.

Thursday, September 17, 2009

La educación de la carpintería


Educar es extraer lo mejor de los demás. Es cierto, es mostrar la verdad o, al menos, el camino que lleva hacia ella. La educación es la actividad humana para iluminar. El educador es llamado a ser cada día más humano. En un contexto en el que la información y el conocimiento son cada vez más cercanos, el educador debe asumir el reto de acercarse al prójimo para enseñarle a vivir y, de paso, mostrarle la necesidad del conocimiento para evangelizar a la cultura y, por tanto, la urgencia de ser una persona instruida.¿Son nuestros métodos los más adecuados? Pienso que la aplicación adecuada de ciertas reglas puede facilitarnos obtener mejores resultados en nuestra tarea educativa. Los maestros cristianos volvemos la mirada a nuestro señor Jesucristo y su pedagogía y distinguimos como adecuaba sus enseñanzas al particular contexto y cultura de la comunidad de personas que le seguían.Seguramente la idea de “Escuela” que tenía Jesús fue la de su propia familia; así como su idea de “Maestro” fue la de su padre terreno san José quien como carpintero experto modeló y mostró a Jesús, aprendiz de carpintería, cada uno de los pasos para trabajar con madera, entrenándolo e indicándole la forma de hacer las cosas. Con toda seguridad San José disminuyó progresivamente su ayuda hasta lograr que Jesús haga por sí mismo los muebles que desee. Al final de la labor, San José proporcionó una ayuda cada vez menor permitiendo el desarrollo de un “Estilo personal” en los trabajos de Jesús.Siguiendo el modelo del párrafo anterior, la pedagogía de Jesús nos muestra tres conceptos que son necesarios recordar en nuestra propia práctica:· Modelado.· Entrenamiento.· Disminución de ayuda.Modelar significa enseñar con integridad y seriedad brindando un mensaje sano e intachable. Esta tarea implica que el maestro se asegure de describir claramente las ideas empleando técnicas visuales, auditivas, táctiles o cinestésicas. Todo modelado necesita de una planificación cuidadosa de las experiencias significativas.El entrenamiento sirve para iniciar y desarrollar las habilidades y destrezas básicas del estudiante, formarse en la capacidad de planificar y elaborar estrategias, descubrir las posibilidades personales de éxito y desarrollar en la práctica el placer de vivir para construir y recrear. Es indispensable que el maestro modele y transfiera al estudiante las formas de actuar para realizar la tarea permitiendo que la practique y ejecute con su guía y ayuda.Con la disminución gradual de la ayuda los alumnos obtienen sugerencias y apoyo por parte del maestro cuando ellos lo requieren, disminuyendo conforme los alumnos adquieren mayor habilidad para realizar la tarea. Entonces, el maestro ya no es un simple transmisor de conocimientos, sino más bien un apoyo que transmite a sus estudiantes sus propias habilidades y experiencias. Este modelo, como en los tiempos de Jesús, debe ser aplicado en contextos reales donde los contenidos a aprender se usen en las situaciones mas comunes y ordinarias de la vida social.Existen principios que facilitan la educación de nuestros semejantes. A continuación describiré tres de estos principios y sus aplicaciones en el ámbito educativo. Estos principios tienen como base las teorías cognitiva y sociocultural de la educación, que buscan respuestas a las formas en que las personas aprenden y estudian así como los factores que influyen en su aprendizaje.El contexto socio culturalSon importantes los factores sociales y culturales, especialmente, en el aprendizaje de los niños pues, cuando un niño aprende, toma de lo que hay en su contexto. Por eso, el aprendizaje es un proceso individual pero también social, donde la interacción con otras personas le permiten apropiarse de los conocimientos que están afuera, en su entorno. Conocimientos de los que participa y es testigo. Un conocimiento puede ser más significativo para un individuo si es observado y está relacionado a situaciones de su vida cotidiana. Es importante que los estudiantes puedan participar de experiencias educativas donde los contenidos sean explícitos y tengan significado para ellos.Es importante que el educador tenga un amplio conocimiento del contexto y la cultura en la que se encuentran sus estudiantes. Asimismo, es importante que tanto el educador como el alumno participen conjuntamente de la ejecución de la tarea, lo que nos permite exponer el siguiente principio.Participación compartidaEntendiendo el aprendizaje como un proceso social pienso que es importante plantear el papel del maestro como instructor experto y el del estudiante como aprendiz. Pueden muchos no estar de acuerdo pero la práctica diaria me enseña que el papel de autoridad del maestro no puede ser suplido, así como la necesidad del alumno de ser guiado o liderado por él.El maestro debe permitir que sus alumnos participen y se involucren en la situación de aprendizaje, dando como resultado el compartir de experiencias en el cual tanto el maestro como los estudiantes colaboran de manera conjunta.En necesario replantear el papel del educador y el de los estudiantes, pasando de una situación de aprendizaje donde el maestro expone diciendo lo que debe hacerse y el alumno escucha y reacciona, a una situación en la cual el alumno participa construyendo su conocimiento y el maestro fomenta esa construcción y guía el aprendizaje.Aprendizaje situadoAnteriormente expuse la importancia de transmitir conocimientos que tengan un significado para los alumnos y permitir que ellos participen de este aprendizaje. Esto sólo puede lograrse aprendiendo el conocimiento en las situaciones reales donde se realiza. Empleando escenarios parecidos a los que usa la sociedad y cultura que rodean a los estudiantes. De esta manera, el aprendizaje se sitúa en un contexto que tiene relación a lo que los alumnos experimentan en su vida cotidiana. Así, conocimientos difíciles para los alumnos como los números, las ciencias, la historia, la geografía, la escritura y la lectura, pueden ser probablemente más fáciles de aprender si se enseñan en contextos como son el comercio, la agricultura, la pesca, la ganadería, la construcción, etcComo maestro estoy convencido que la enseñanza va mas allá del aula de clases. Creo que realmente mi vida impacta de una manera u otra en los estudiantes que Dios ha puesto en mi camino como persona y profesional. Como Jesús, el buen maestro por excelencia, quien compartió su vida con los discípulos y mostró un estilo de vida diferente; mi vida como educador debe también ser un modelo. No es que me proponga ser modelo, pues mi tarea es educar. Es que mis estudiantes me ven como yo vivo, hablo, pienso y expreso mi fe. Posiblemente decidan tomar lo mejor de mí. Los frutos del Espíritu, la paciencia, la bondad o la piedad, no se enseñan. Pero sí se pueden "vivir" ante los estudiantes, de modo que ellos "aprendan" del ejemplo. Las actitudes de un maestro frente a los problemas y las circunstancias difíciles hablarán más fuerte que cualquier lección que pueda enseñar.

Sunday, September 06, 2009

Para un mejor aprendizaje


A cada clase, el estudiante llega con su propia carga de recuerdos, alegrías, necesidades, inquietudes o preocupaciones. Es muy posible que al iniciar, nos veamos frente a personas físicamente cercanas pero mentalmente muy distantes ¿Cómo lograr que nuestra voz supere el volumen de esas “voces” que distraen su atención? ¿Cómo despertar en ellos en deseo y la necesidad de aprender, como motivarlos? ¿Qué actitud debemos asumir? ¿Cómo dirigir su energía al proceso de enseñanza y aprendizaje? ¿Qué medios a nuestro alcance debemos usar?
Lo primero que debo saber es que como maestro no motivo al estudiante, pues sus “motivaciones” (influenciadas por sus características individuales, experiencias anteriores y anhelos) se encuentran en su interior. Lo que hago es descubrir dichas motivaciones y proponerles experiencias educativas que permitan satisfacerlas. Arrojo un “anzuelo” de manera intencional para dirigir aquella motivación (interior) a la actividad de aprendizaje que iniciaré.
Propongo los siguientes “anzuelos” para despertar en los alumnos la necesidad de aprender (motivación)
1.- Presentar un problema de interés.
Si partimos de un problema cotidiano, conocido y común; presentándolo mediante preguntas, historia o análisis de casos, sociodramas… estaremos vinculando la vida misma de los estudiantes y sus necesidades con la experiencia educativa. De esta manera el aprendizaje se hace revelador (esclarecedor) y profundo (logra la interiorización).
2.- Hacerlo de manera interesante y de acuerdo a unos objetivos.
Es indispensable conocer las necesidades e intereses individuales de nuestros estudiantes previamente. La actividad estará enfocada en ellos y no en nosotros y nuestro lucimiento. Es útil el empleo de procedimientos didácticos, actividades lúdicas y recursos variados, sugestivos y atractivos de acuerdo a los objetivos trazados para la sesión. Los objetivos me indican el norte, todo lo demás parte de ellos. Cada clase es una nueva oportunidad, en cada sesión debo presentar novedades y atractivos que la conviertan en una experiencia única y deseable.
3.- Propiciar la participación
Debo permitir actuar a los estudiantes, participar activamente analizando y reflexionando sobre las experiencias problemáticas presentadas y expresando su opinión. Mi voz no es la única que merece ser escuchada. Es necesario interactuar en un ambiente de libertad y respeto.
4.- Aprender para crecer.
El propósito de una sesión de aprendizaje no es solo lograr que los alumnos conozcan la información fría de una hoja o un manual. Es necesario que en su vida, el conflicto cognitivo produzca la necesidad de crecer a la luz de dicho conocimiento. Entonces, el maestro no solo debe buscar captar el interés por adquirir conocimientos, sino que tiene que ayudarlos a comprender la necesidad de ser mejores seres humanos manifestando un crecimiento interior a través de sus acciones.

Monday, August 31, 2009

¿Mostramos los maestros el rostro de Dios?


Algunas ideas previas…1. La siguiente es una verdad: Estamos fuertemente condicionados por la imagen del positivista maestro contemporáneo. Hoy un maestro hace, generalmente, inversiones muy limitadas en la vida de sus alumnos, en situaciones altamente controladas.2. Limitamos la enseñanza solo al ámbito de un aula. El proceso educativo consiste en ir de aula en aula acumulando o distribuyendo grandes cantidades de apuntes sobre infinidad de temas. El resto del tiempo, los maestros tenemos poco o ningún contacto con las personas a las que educamos.3. La enseñanza es juzgada casi enteramente por su contenido. El mejor maestro es el que mas sabe pues “Saber y conocer es poder”; La vida y experiencia del maestro, sus convicciones y sus ideas son consideradas como elementos hostiles o innecesarios al proceso educativo.4. La enseñanza gira alrededor de los conceptos que se transmiten de la mente del profesor, a la mente del alumno. Por eso la enseñanza se concentra cada vez más en lo abstracto, lo teórico, lo impráctico. Muchos maestros viven aislados de la realidad que enseñan, y esta falta de vínculos con la realidad cotidiana ha llevado a que la sociedad descarte poco a poco a los maestros como factores de verdadera influencia en la vida de los alumnos.
El maestro es un líder que ha sido llamado a impactar a otros con su vida. Esto quiere decir que todo maestro es líder en cuanto transmite un mensaje con todo lo que hace. Si nos remitimos a la fuente de nuestra fe que es la Palabra de Dios no vamos a encontrar en ningún lado la figura del maestro que limita sus intervenciones a lo intelectual. El maestro en la Biblia es la persona que busca tocar la vida de los demás utilizando las palabras y el ejemplo.El problema con muchos maestros no son sus enseñanzas, sino el espíritu con el cual las imparten. El resultado de una enseñanza no acompañada por una vida de fe, es la satisfacción egoísta de cumplir con lo programado sin darnos cuenta que desprogramamos la vida de nuestros estudiantes que esperan ver en sus líderes el rostro visible de Dios.La experiencia de un “Estudiante”El evangelista san Juan en el inicio de sus escritos hace una declaración que no tiene nada de académica e intelectual al referirse a las cualidades de su maestro excelente (Jesús). Dice:· El verbo se hizo carne.· Habito entre nosotros.· Vimos su gloria.· (Era) Lleno de gracia y verdad.El discípulo habla de una realidad vivida más que de una verdad aprendida. Da a conocer una experiencia personal significativa. Todo lo que adquirió de su maestro fue captado por sus ojos (ver), oídos (Escuchar), mente (Reflexionar), manos (Tocar)… se trata de todo su ser en contacto con Jesús su maestro.La experiencia del maestro de maestrosCuando a Jesús le decían “Señor muéstranos al Padre” respondía: “¿Tanto tiempo he estado con ustedes y todavía no me conocen?”. Es decir, quien veía a Jesús veía al Padre. Las características de Dios Padre eran presentadas fiel y claramente por Jesús como en un espejo.Jesús no entregó palabras frías y desprovistas de vida, permitió que otros vieran al Dios del amor que estaba detrás de sus palabras. Combinó la verdad y la gracia y dicha formula resultó irresistible para los discípulos que se sintieron atraídos por Dios.San PabloOtro gran maestro fue San Pablo quien se refirió a si mismo como “Un libro abierto”. Dio ejemplo y animó a que imiten su forma de vivir. A uno de sus discípulos le dijo “No permitas que nadie menosprecie tu juventud… sé ejemplo de palabra, conducta, amor, fe y pureza”Debemos considerar lo siguiente: Cuando Dios escoge una persona para ocupar un rol de influencia pretende que entienda que cada paso de su vida, en público y en privado, en situaciones formales e informales, en familia o con amigos, va a estar revelando algo acerca de quién es Dios. Este será uno de los elementos claves en abrir o cerrar los corazones de los demás hacia el Señor.“Tal responsabilidad no se puede llevar con liviandad. Demanda del maestro líder un temor reverente en su trabajo y un afán por perseverar en su propia experiencia espiritual con Dios. Exige que el líder recuerde en forma continua que para muchos, él es «la cara visible» del Dios invisible”.¡Qué gran responsabilidad y privilegio!Ser maestro universitario no es cuestión de dar una clase, ni de ser meramente un transmisor de información. Muchas veces el peligro de dominar un tema o saberse especialista en una asignatura o materia lleva a la soberbia y a la autosuficiencia. Aprender y dominar lo teórico lo puede hacer cualquiera con un poco de esfuerzo y algunas horas de lectura. Pero ser maestro según el estilo de Cristo es haber sido llamado a comunicar con fidelidad un mensaje sagrado; un mensaje que no entra solamente por los oídos, sino también por los ojos, las percepciones, las manos, la comunión, el amor, la risa, el llanto, los comentarios, los gestos y las miles de otras formas que hablamos con nuestros pares.

Sunday, August 30, 2009

Para ser buen maestro


Ser un buen maestro no solo es fundamental para alcanzar el desarrollo cognitivo y el de las múltiples inteligencias de los estudiantes, sino también para conseguir su bienestar espiritual. Si un estudiante mantiene una adecuada valoración del testimonio profesional y personal de su maestro, es más sencillo que desarrolle una estrecha relación con Dios.Muchos no han tenido un buen ejemplo. En las aulas algunos maestros están como ausentes. Otros son fríos y severos. ¿Cómo romper con este círculo vicioso y ser maestros camino entre nuestros estudiantes y Dios?
1.- Busquemos al modelo perfecto del amor.Dios es el modelo perfecto de amor para los maestros. Jesús nunca dudó del amor de su Padre. Aquel vínculo de confianza, entrega y comunicación debe buscarse siempre entre un maestro y sus estudiantes. Inspirados en Dios debemos ser sabios para aprobar, corregir, aconsejar y encaminar. Si el amor de Dios es la fuerza que nos permite vivir inspirará nuestra pedagogía, nuestra palabra, nuestros métodos, nuestra vida.2.- Vivir como “Libros abiertos”Esto es vivir en la verdad. El conocido músico Cliff Burton en “To live is To die” nos dice: “Cuando un hombre miente mata a una parte del mundo. Éstas son las muertes pálidas a las que los hombres mal llaman 'sus vidas'. No puedo soportar seguir siendo testigo de todo esto. ¿No puede elReino de los cielos llevarse a casa?”Vivir en la verdad consiste en llevar el Reino de los cielos a la escuela. También implica tratar con respeto y dignidad a los estudiantes, así les enseñamos a tratar con el mismo respeto y dignidad a los demás. La manera de actuar del maestro influye siempre en sus estudiantes. Dos palabras son claves para crear un ambiente de apego a la verdad o de “Libros abiertos”: felicidad y perdón.El maestro debe promover un ambiente de felicidad mediante la dedicación a todas pero a cada una de las vidas puestas, por voluntad de Dios, en sus manos de alfarero o formador. Cada estudiante es único y necesita no solo de los conocimientos de su maestro, sino de un norte y objetivos para su vida. El maestro le puede ayudar a encontrarlos, con respeto, con apego a la verdad y sin manipulaciones.El ambiente de perdón se promueve también con el ejemplo. El maestro perdona y pide perdón. La felicidad y el perdón fortalecen la unidad de toda comunidad humana, una de ellas es la escuela.3.- Preocupación por la espiritualidadUn maestro responsable, con principios y valores cristianos, vela por las necesidades espirituales de sus estudiantes. Es responsabilidad de los maestros fortalecer su conducta de fe, animarles cada día a tener una relación intima con Dios. Orar juntos, meditar en el ejemplo de Jesús, promover la práctica de nuestros valores cristianos en la escuela y en su casa. Que los estudiantes vean que su maestro ama y honra a Dios con su vida. Los maestros tenemos que demostrar que valoramos las cuestiones espirituales; de lo contrario, los estudiantes lo notarán enseguida.4.- Disciplina y correción“En su acepción más común la disciplina es la capacidad de enfocar los propios esfuerzos en conseguir un fin, si bien etimológicamente, disciplina hace referencia a la instrucción dada a un discípulo, acepción que preserva el sentido de la palabra original en latín (instrucción) cuya raíz “discere” significa aprender. Su sentido es amoldar el carácter y el comportamiento de un individuo para conseguir una eficiencia máxima en alguna labor. Así se habla de disciplina militar a la seguida por las fuerzas armadas o disciplina escolar a la que se aplicaría en las escuelas para conseguir un mejor aprendizaje”.Los estudiantes necesitan que se los corrija con amor. La disciplina es fundamental para que se conviertan en personas de bien. Algunos maestros parecen creer que la disciplina implica un trato severo, que incluye amenazas, insultos y humillaciones. Sin embargo, nunca se debe relacionar la disciplina con la crueldad. Por supuesto, en ocasiones tal vez haya que imponer alguna sanción, pero esta debe ser aplicada con paz y en un ambiente de diálogo veraz, perdón, tolerancia y comprensión.Maestro, tu escuela será un evangelio viviente en cuyas aulas es sembrada la semilla del amor de Dios que permita cosechar salvación. Si alguna vez creímos que no es posible, que es demasiado tarde o que a pesar de los esfuerzos realizados nos resulta casi imposible lograrlo, no nos sintamos mal, Dios es especialista en las razones imposibles ante los ojos de los hombres. Ora por mí que yo lo haré por ti. En Dios si es posible.

Saturday, August 15, 2009

La pedagogía de Jesús


Todos los que hemos recibido la bendición de llamarnos maestros y, como tales, dedicarnos a la labor de formar y enseñar deberíamos considerar indispensable para el desarrollo de nuestra vocación la observación cuidadosa de los métodos y procedimientos que Jesús empleó en su labor de “Rabí” (maestro).Visualizar a Jesús enseñando, es un “ejercicio” que no debe perder su atractivo. Cada vez que nos acercamos a la persona de Jesús descubrimos una multitud de nuevos tesoros que modifican nuestra perspectiva sobre el proceso de formar a otros mediante la enseñanza. Visualicémoslo enseñando en una sinagoga, o en el sermón de la montaña y, luego notemos las, a mi entender, características más importantes de la pedagogía de Jesús:1.- La escuela de Jesús era su propia vidaLa gran debilidad de la enseñanza es enfocarse solo en los contenidos. Es mucho el tiempo de estudio y preparación de material; pero es poco el tiempo dedicado al elemento principal de nuestra labor: la vida misma del maestro, su coherencia, su testimonio.La razón por la que Jesús impactó tan profundamente en sus discípulos es la calidad de su vida. Enseñó lo que vivió, eso lo hizo distinto. No le bastó enseñar la teoría de los temas que abordaba, sino que su enseñanza estuvo impregnada de su apego y compromiso con la verdad. Luego, sus discípulos afirmaron que enseñaban los hechos que habían visto y oído, lo que habían contemplado y palpado con sus manos. Es decir, hablaron de la clase de persona que era el Maestro con el que habían convivido y después, como añadidura, de los conceptos que de El recibieron.Cuando nuestra enseñanza se basa solamente en el conocimiento de la teoría de los temas, enseñamos sin compromiso y sin autoridad, nuestra vida se separa de la vida de nuestros estudiantes, se muestra fría y distante y esa despreocupación contradice la eficacia de las verdades que deseamos otros incorporen a su vida.Nuestros estudiantes percibirán cuándo nuestra enseñanza está respaldada por la vida de su maestro. Ellos nos escuchan de una manera diferente cuando nuestros apuntes y nuestra vida comunican exactamente el mismo mensaje.2.- Preguntar y RepetirSon dos los estímulos que aporta la pedagogía de Jesús al aprendizaje: Preguntar y repetir.Casi siempre, Jesús, inició sus tertulias con una pregunta, de esta manera, obligó a los discípulos a reflexionar sobre el asunto, en lugar de darles directamente la respuesta. Un maestro no debe comunicar a sus estudiantes una verdad que puede ser descubierta por ellos mismos. El buen uso de las preguntas les ayudará en esta tarea. La tendencia es a olvidar rápidamente las enseñanzas recibidas, pero a conservar permanentemente las verdades personalmente descubiertas.Usó la técnica de repetir una y otra vez de muchas maneras una misma verdad para que quedara grabada en la mente de los suyos. Por ejemplo: para explicar el reino de los cielos utilizó trece parábolas distintas. Este método audiovisual permitió a la gente identificar el Reino al ver las redes y los peces, al ver las semillas y los frutos.El buen maestro debe conocer el contexto particular de sus estudiantes, de modo que sus enseñanzas resulten relevantes a la realidad que cada uno.3.- Enseñanzas claras y prácticasLos principios enunciados de manera teórica deben invadir la vida cotidiana de los estudiantes, lo otro sería quedar atrapados en generalidades ya conocidas. Por ejemplo todos sabemos que es necesario cuidar el medio ambiente, lo que falta saber es cómo cuidarlo; para ello el maestro debe comenzar con su ejemplo frente a sus estudiantes.Jesús buscaba que sus enseñanzas fueran claras y prácticas. Echó mano de elementos de la vida cotidiana de sus oyentes para explicar las verdades eternas: una moneda perdida, una perla preciosa, una semilla de mostaza, la levadura, las ovejas o el aceite para las lámparas.El buen maestro debe conocer el contexto particular de sus estudiantes. Las luchas, los desafíos, las aspiraciones y los temores que enfrentan en su vida, serán las monedas, las perlas, las semillas, la levadura, las ovejas y el aceite de sus lámparas; de esa manera nuestras enseñanzas resultarán relevantes a su realidad. La enseñanza, para ser significativa, debe impactar el desarrollo de sus vidas.4.- Respetó las etapas del desarrolloUn maestro que limita su labor a la enseñanza no logrará impactar la vida de sus estudiantes. Así como Jesús, el maestro sabe que existen tiempos particulares y, por sus características, ascendentes. Pasamos de la empatía inicial y la sobriedad de nuestra pedagogía a incrementar el proceso con nuestro compromiso y vínculo afectivo. No fabricamos máquinas, mucho menos objetos en serie. Es inherente a nuestra condición humana crear y fortalecer dicho vínculo como el tiempo decisivo para lograr hacer de nuestra escuela una comunidad de vida y no solo una comunidad de trabajo.Un punto débil en nuestra pedagogía es exponer a nuestros estudiantes a verdades para las que ellos aún no están listos. Los educadores nos abocamos a contestar preguntas que las personas no se están planteando, y por esto caemos en la irrelevancia. Hablarle a un grupo de jóvenes solteros sobre el matrimonio nunca provocará el mismo resultado que al hablarles sobre la amistad. Hablar a los novios sobre la amistad nunca provocará el mismo resultado que hablarles sobre el matrimonio. Por dar una enseñanza a destiempo derrochamos desperdiciamos el tiempo y derrochamos los esfuerzos propios y los de nuestros estudiantes5.- El aprendizaje es un procesoEl maestro nunca da por sentado que su enseñanza fue claramente comprendida por todos. Las personas filtran lo que enseñamos a través de las particularidades de su propia cultura y experiencia personal, por lo que le dan una interpretación a la verdad que no siempre es acertada o completa. Solamente por medio de diálogos posteriores, casi siempre personalizados, lograremos que obtengan una comprensión clara de la enseñanza. Estas pláticas personalizadas son una ventaja, pues permiten adaptar la enseñanza a la situación particular de cada uno. No es lo mismo enseñar a una persona sana que a una enferma, a un niño bien alimentado que a uno desnutrido; en ese momento posterior lograremos realizar los ajustes necesarios a las enseñanzas generales para que sean aplicables en un contexto particular.6.- Aprovechar las oportunidadesEl currículo de las enseñanzas de Jesús lo iba determinando el maestro de maestros según las experiencias particulares de los suyos, muchas veces en el curso de un día.El maestro no se debe sentir atado a sus apuntes ni se exige cumplir a como de lugar con la totalidad del programa. Permanece atento a las inquietudes de sus estudiantes y detiene sus actividades programadas para aprovechar situaciones idóneas que le permitan enseñar algún principio útil para su vida.Debemos dejar espacio para que sea el Espíritu del Maestro el que dirija nuestra enseñanza, y no nosotros mismos.Para terminar, Jesús es fuente inagotable de amor y sabiduría. Me animo y les animo a buscar más del magisterio de Jesús que pueda ser aplicable a nuestra propia pedagogía. Visualicémoslo enseñando a miles, a doce o a uno; siempre con la misma entrega. Lo que descubras en EL te servirá a ti mismo.

Sunday, October 15, 2006


"Es una gran bendición
poder contar con buenos maestros
hombres y mujeres dispuestos
a SER y HACER
En el Nombre de JESÚS"

Wednesday, October 11, 2006

A manera de introducción


“Todo comienza con Dios”. No solo es un título sugerente, es una verdad y, por lo tanto, confronta, interpela, compromete.
Como maestro he podido notar que el éxito de mi magisterio depende de mi apego a la verdad. Es una vocación especial la nuestra: Capacitamos para hallar la verdad, informamos y cuestionamos en procura de esa luz hermosa al final del camino, pero no siempre estamos dispuestos a hacer de la verdad un estilo de vida. Queremos que otros lleguen a la verdad por nosotros pero no les damos la oportunidad de verla reflejada en nosotros. Solo la verdad hace libre al maestro. Maestros libres, estudiantes y escuelas libres.
Una experiencia que marcó mi vida ocurrió cuando a los dieciséis años y a punto de iniciar mis estudios universitarios comenté a mi padre el anhelo de mi corazón por llegar a convertirme en maestro. El me miró fijamente a los ojos y, como ignorando mi deseo, me dijo: “¡Tu debes ser un árbol de vida!”.
Por años traté de descifrar su mensaje y pronto descubrí en la lectura de la Biblia que se llama así al hombre que pone su confianza, su intelecto, sus habilidades, su vida entera en manos de Dios y a su servicio.
Un árbol de vida crece aun en el desierto, sus raíces son profundas y pueden llegar a duplicar su tamaño exterior, hasta un árbol de vida llegan las personas en busca de sombra o de cobijo, sus raíces húmedas refrescan al sediento… un maestro es un árbol de vida.
He cometido a lo largo de mi vida magisterial muchos errores, algunos de ellos muy graves, he recorrido algunas escuelas dejando buenos o malos recuerdos, he tenido también aciertos, he logrado victorias para otros imposibles, he trabajado en la carencia y en la abundancia. He constatado lo mejor y lo peor de mí.
Solo una sola cosa es cierta: Dios estuvo siempre a mi lado, su llamado era claro. Al comienzo lo rechacé, después lo acepté tan solo de palabra, hablé de El, hice cosas por El, aconsejé dirigirse a El, pero me faltó carácter y muy pronto entendí que la fe sin carácter es mediocre y presenta una sombra de Dios que aleja pues desconcierta.
Hoy en día la obra que El mismo inició la va perfeccionando, no busco tu respeto o tu admiración, deseo que respetes, ames y consideres a aquel de quien viene todo y hacia quien van nuestras vidas al final de los días.
Piensa en Jesús, en su magisterio, en su compasión por sus ovejas, en el amor a su Padre, en la seriedad y responsabilidad de su trabajo, en su poder… Sí debes pensar en su poder. Obra en El, da lo mejor de ti siempre. Haz las cosas para agradarle. Que nunca te importe lo que digan los demás de ti. Es más importante lo que Dios dice de ti.
Lee y practica, ora y obra por fe en medio del mundo, en tu escuela y entre tus alumnos. ¡Marca la diferencia! ¡El mundo necesita de ti!.

Martín Cabrejos
autor del libro
"Todo Comienza con Dios"
“Señor toma mi vida nueva
Antes de que la espera desgaste años en mí
Estoy dispuesto a lo que quieras
No importa lo que sea tu llámame a servir
Llévame donde los hombres
Necesiten tus palabras
Necesiten más ganas de vivir
Donde falte la esperanza,
Donde falte la alegría
Simplemente por no saber de ti”
(Canción misionera)

La voz del maestro


“Yo soy el buen pastor, y conozco mis ovejas y las mías me conocen”
Juan 10,14
Ver cada día a mis pequeños o jóvenes estudiantes me hace pensar en la gran responsabilidad que Dios ha puesto en mis manos. Jesús mismo miraba a la gente de lejos y sentía una gran compasión pues parecían ovejas sin pastor.
S e identificaba con ellas plenamente, era partícipe de sus necesidades. Las observaba y lo hacía con amor, con un amor más fuerte que las emociones, más fuerte que los sentimientos; con un amor que meditaba en el compromiso de su humanidad terrena para con su futuro. Las veía y no podía visualizarlas de otra forma. Las veía proveídas de buenos mensajes, de vida en abundancia, de sanos cuerpos, mentes y espíritus.
Quiero ver a los míos así, como ovejas, como las personas a quienes Dios consideró en su sabiduría poner a mí cuidado… ¡Que gran responsabilidad!.
El las puso en mis manos tal como son, no es su deseo que yo haga lo que quiera, El quiere que me deje guiar, que me de cuenta que también yo nunca dejaré de ser su oveja.
No se trata solo de apacentarlas, se trata también de usar una vara para alejar los peligros de sus vidas y un callado para jalarlas hacia el redil cuando por curiosas se alejen.
Ser pastor de aquellas ovejitas es la razón de mi vocación, les hablo y reconocen mi voz. No deseo que solo la reconozcan, deseo también que les inspire seguridad, deseo también que se sepan guiadas por ella, anhelo que confiadamente la sigan.
No se trata del timbre de mi voz, no se trata de su tono, se trata del mensaje (¿Qué mensaje doy a mis ovejas?). Ellas merecen seguir un mensaje de vida, de fe y de esperanza, ellas necesitan saber que el ser humano no es producto terminado y que su vida tiene un propósito, ellas necesitan una voz pero también un estilo de vida.
Ser pastor de las ovejas implica ser un maestro que ama al Dios de la vida, dirigirlas hacia El. Sólo al lado del perfecto encontraremos las respuestas que requiere nuestro inquieto corazón.
Si hemos sido hechos por El, como decía Agustín de Hipona, nuestra vida estará inquieta hasta que descanse en El. Yo, maestro cristiano, descanso mi vida, mis proyectos, mis deseos, mis pensamientos, mi diaria planificación en la perfecta voluntad de Dios. Me alineo a sus principios y vivo conforme a ellos sabiendo que ese estilo de vida guiará a mis ovejitas a la fuente del amor eterno.
¡Esa es la mejor voz!, la voz que grita desde lo más profundo del hombre, su vida consagrada, su vida entregada en manos de Dios. Maestro, hazlo por tus ovejas, hazlo por su futuro, hazlo por aquellas ovejas que no conoces y serán atraídas a Dios por aquellas a quienes tu haz sabido guiar con excelencia.









“Si me mueve el cielo, Señor para adorarte
Muéveme tu grandeza, tu gloria indescriptible
Tu Cruz voluntaria, tu redención
El poder que posees y resucita
Resurrección del alma, criatura nueva
Que vuelve a la luz, a la casa del Padre.
Muéveme tu delicadeza de pastor
Entre la multitud conoces mi interior
Ves mi corazón
Ningún detalle mío te es ajeno
Mi voz te es conocida, tu voz me atrae
Padre delicado, amante y celoso de los suyos.”

Torrentes de agua viva


“Pero el que beba del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le daré se convertirá en él en una fuente de agua que brota para vida eterna.”
Juan 4, 14
Jesús se manifiesta al hombre como la fuente de agua imperecedera, fuente de agua de vida, fuente a la cual acudir a saciar la sed del alma, sed interior, sed de paz y de reposo.
Debo decidir ser agua, ser como un torrente, como un río, a mí acudirán las personas para beber, para saciar su sed… ¿Qué tipo de agua seré para ellas?
Puedo presentarme como agua en un río encausado; así, mis aguas bañarán las tierras contribuyendo a su fertilidad, podrán ser usadas para llegar hasta las ciudades y las casas convertida en energía, seré agua de vida, en mis entrañas nadarán las necesidades y anhelos de mi prójimo…saciaré dando paz y libertad.
Puedo presentarme como un río caudaloso cuyas aguas, al salir de su cauce, pierden el control inundando la tierra, arrasando con todo aquello que con esfuerzo el hombre ha sembrado, entonces dañaré, mis aguas serán causa de muerte y destrucción, en mis entrañas descasarán el fango y los restos de lo que a mi poso arrase…destruiré causando caos y desconcierto.
Seré como el agua de mi fuente, mi fuente es el Señor. Me hago agua y nuestras aguas se entremezclan, ya no se distinguen más, somos agua de la misma calidad, agua de vida, de amor, de perdón, de paz, de gozo y de misericordia…agua de vida eterna.
De esta agua de vida mis alumnos beberán para saciar su sed, les presentaré a Jesús, les daré a beber de su fuente que es mi propia fuente, experimentarán entonces la saciedad que solo El puede dar.
Mi vida es determinante para la formación de otras vidas, debo cuidar mi corazón, debo garantizarle agua pura, agua de la fuente de vida; solo así lograré presentar a Dios desde el desarrollo de mi vocación. He sido llamado a conducir y debo hacerlo en el Nombre de Jesús. La mediocridad, la vida sin sentido, la permisividad, el empirismo y la carencia de planes son “lujos” que no me puedo dar, no hay tiempo que perder. ¡He sido llamado a transformar!



“Señor, la voluntad es solo tuya
Mi voluntad subyace en ella
En libertad, con paz, con alegría
Mi voluntad descansa en ti
En tu palabra, en tu infinita sabiduría.
Quiero hacer lo que te agrada
Vivir de ti, en ti y para ti
Navegar en aguas cristalinas
Navegar en tu amor
Beber de tu manantial de vida
Gozar de la frescura plena de tu Espíritu
¡Mi voluntad es tuya!
Soy tu amigo
Haz muerto para resucitar
He resucitado en tu poder”

Dispuesto a servir


“La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo”
Filipenses 2,5.

Para servir debo comenzar por renovar mi mente, esto es cambiar mis pensamientos y actitudes.
Es más importante el “Por qué” de las cosas que hacemos que “lo que hacemos” en sí. Las obras de tus manos son importantes, pero son más importantes tus actitudes y motivaciones.
Como maestro debo pensar más en mis estudiantes que en mi mismo. Debo enfocarme en ellos; esto es “Dar mi vida”, olvidarme de mí para dedicarme a otros. Solo cuando dejo de enfocarme en mis propias necesidades soy capaz de notar las que existen alrededor y puedo decidir hacer algo al respecto.
No podré servir con calidad y excelencia si estoy lleno de mí mismo, si solo construyo una experiencia auto gratificante, si deseo gustar a los demás, ser admirado o manipular para tener la “Sartén por el mango”.
A veces pasamos mucho tiempo pensando en nuestro potencial, habilidades y en cuan nobles y maravillosos somos. A menudo deseamos que Dios bendiga nuestros planes sin tener certeza que aquello que estamos haciendo forme parte de su voluntad para nuestras vidas.
Estar dispuesto a servir desafía el problema básico del ser humano: Su natural egoísmo.
Servir nunca es una carga, siempre es una oportunidad que me confronta día a día poniendo ante mí dos caminos: Uno hacia la satisfacción de mis propias necesidades y otro hacia la satisfacción de las necesidades de los demás.
¿Debo entonces el cuidado que merezco como creación de Dios? ¡No!, es que en una actitud de confianza en Dios pondremos en sus manos todas nuestras necesidades naturales y espirituales buscando en El la perfecta fuente de provisión.
Debo permitirle a Dios usarme para su propósito y esforzarme en esta lucha, pues la humildad me muestra diariamente lo que soy y lo que tengo en Cristo dándome lecciones que debo volver a aprender una y otra vez.
(Adaptado de “Una vida con propósito”)


“Un pequeño paso…
Un paso de amor
Un paso de fe
Un paso de entrega
Un paso de confianza
Un paso de poder
Un paso largo
Un paso corto
Un paso firme
Un paso hacia el prójimo
Un paso con ansias de servir
Un paso feliz
Un paso de perdón
Un paso de vida
Un paso de triunfo
Un paso de gloria
Un paso de luz
Un paso de vencedores
Un paso con Dios”

Soy un simple administrador, no soy el dueño

“Mientras más te acerques a Cristo menos necesitarás promocionarte”
Todo le pertenece a Dios. A nosotros se nos ha confiado cuidar personas. El servicio de la vocación a la que hemos sido llamados y nuestra fidelidad van de la mano. Dios espera tener en nosotros a personas dignas de su entera confianza.
Cada vida es parte de un tesoro que debemos cuidar. Cada vida es una joya preciosa, a lo menos un metal rudo a espera de ser pulido entre tus manos. Tu haces la tarea, pero es Dios quien la inspira...¡Ese es el secreto de tu éxito!.
Para hacer la voluntad de Dios necesitas conocer sus planes y El tiene dos formas de dártelos a conocer: A través de su Palabra viva y mediante la oración personal que te lleva a la comunión. No lo olvides, comunión es común unión.
Estar unido a El implica conocerle cada vez más, seguir al pie de la letra sus indicaciones, dirigir la mirada a Jesús, abrir mis oídos a su mensaje, dar todo lo mío: Mi espíritu, mi alma y mi cuerpo por entero, mis habilidades, en fin, todo mi potencial. Recuerda todo lo has recibido por gracia y de la misma forma, gratuitamente, debes compartirlo con los demás.
Tenemos una serie de dones y talentos, somos de valor incalculable a los ojos de Dios, pero cada virtud recibida tiene un propósito que necesitamos descubrir. En conjunto son la bendición de Dios para cumplir nuestra labor pero, ¿Seremos concientes de cada una de ellas de manera individual?.
Nacer, madurar, trabajar para el pan, disputar para ganar ventajas sobre el prójimo, envejecer y , por último, morir. Según el escritor Mark Twain, la vida de la gran mayoría de los seres humanos no consiste en nada más importante que lo representado por estas breves palabras. Afirma que, al final de sus vidas vacías, a los muertos de la gran masa de la humanidad se les llevará luto por un día y luego serán olvidados para siempre.
Para nosotros existe una alternativa a esta visión puramente materialista: El camino trazado por Jesús hace dos mil años; el mismo camino que nos toca hoy recorrer desde las aulas, acercando a nuestros estudiantes a su realidad natural y espiritual.
“Alegre en tu pequeñez
Serviste de contraste
Al universo altivo.
Descubriste el fundamento
De tu grandeza.

Alegre en tu pequeñez
Necesitaste ser pequeño
Pensando en la grandeza de Dios.
Te alzaste sobre las montañas
Sobre lomas, colinas y cerros.

Alegre en tu pequeñez
Sonreíste al prójimo
Y, aunque triste o en agonía.
Superaste obstáculos
Mostrando el triunfo de Dios.

Alegre en tu pequeñez
Amaneciste con la ilusión
De no apagar tu luz en las tinieblas.
Pusiste tus ojos en Cristo
Descansando en su paz y sosiego.

Alegre en tu pequeñez
Reconociste la gracia de Dios
Reposando en su justicia.
Conociste la alegría misteriosa
De proclamar sus eternas maravillas”

Mi confianza está puesta en Dios

”Aunque pase por quebradas oscuras no temo pues tú estás conmigo”
Salmos 23.
Uno de los errores más frecuentes que cometen los hombres es poner su confianza en otros seres humanos olvidando su debilidad y natural tendencia a fallar. Podemos decir, en general, que todos tenemos confianza en determinadas personas. Si no fuera así, la vida sería imposible, empezando por la vida familiar.
Es imposible que exista convivencia humana sin que exista cierto grado de confianza entre las personas. Aunque nuestra confianza pueda ser cautelosa o limitada a ciertos aspectos, todos, de una u otra manera, confiamos en nuestros familiares, amigos, vecinos, compañeros de trabajo, jefes, etc.
Pero ¡cuántas veces hemos sido defraudados! ¡Cuántas veces la persona en quien más confiábamos comete un grave error que nos perjudica, o nos vuelve las espaldas cuando más la necesitamos! ¡O peor aún, nos traiciona!
No hay quien no haya pasado por este tipo de experiencias muy dolorosas y hasta traumáticas, cuando la persona que nos falla es precisamente la que más amamos.
Pero no deberíamos sorprendernos ni quejarnos de que eso ocurra porque es inevitable que las personas fallen. Es inevitable porque el ser humano es por naturaleza falible, limitado, sujeto a error, egoísta, desconsiderado. Tiene que ocurrir un día. Nos fallan porque nosotros también fallamos.
Sólo hay un ser que es en quien podemos confiar enteramente nuestros secretos sin temor de que los divulgue. Sólo hay un ser que no es limitado ni falible, que no puede cometer errores y que no es egoísta, sino, al contrario, absolutamente desinteresado y que, además, nos ama infinitamente. Ese ser es Dios.
Pero tendemos a poner nuestra confianza en seres humanos porque son ellos los que tenemos a nuestro lado, a quienes vemos, a quienes amamos. Muchos dicen: «A Dios no lo vemos, no sabemos donde está; ni siquiera sabemos si nos oye; y si lo hace, no sabemos si quiera si nos hace caso.»
Dicen eso porque no conocen ni tratan a Dios y por eso no tienen la fe que deberían tener. Se preguntan: «¿En dónde estará Dios?¿en qué confín del cielo?»
Generalmente nuestra confianza en las personas depende de cuánto las conocemos. A medida que tratamos a la gente inconscientemente la juzgamos y evaluamos hasta qué punto podemos confiar en ellas. Adquirimos también cierta experiencia. Si hemos encargado a un compañero de trabajo diversas tareas y responsabilidades y siempre las hace bien, terminará por convertirse en nuestro compañero de confianza.
La confianza nace y crece con el uso. Y hasta cierto punto todos terminamos amando de alguna manera a las personas en quienes confiamos precisamente porque confiamos en ellas.
Tener alguien en quien podemos realmente confiar nos da seguridad, y ¡qué triste es cuando no se cuenta con nadie en quien poner nuestra confianza! Pero si conociéramos a Dios, si realmente lo conociéramos, entonces sabríamos por experiencia cuánto podemos confiar en él. Conoceríamos a alguien en quien realmente sí podemos confiar a ciegas.
Supongamos que ponemos nuestra confianza en una persona, en su apoyo, conocimiento, consejo, influencia, y dinero. Cuando muera y ya no este allí todo su conocimiento, todo su influencia, todo su poder, todas sus intenciones de ayudarnos, se las tragó la tierra, desaparecieron. Ya no puede hacer nada por nosotros.
Pero Dios nunca desaparece, nunca nos falta, siempre está allí.Hay tres razones por las cuales podemos confiar en Dios sin límites:
· Dios todo lo puede y para él no hay nada imposible.
· Dios todo lo sabe y sabe mejor que nosotros mismos qué es lo que más nos conviene.
· Dios nos ama con amor infinito y por encima de todo quiere nuestro bien.
Si Dios, pues, quiere nuestro bien, sabe cómo hacerlo y puede hacer todo lo que quiere ¿cómo no confiar en Él? Esto no significa que no debemos confiar en nadie ni apoyarnos en nadie. La vida sería imposible si no pudiéramos contar con las personas ya que Dios las ha puesto ahí para ayudarnos y nosotros, a su vez, las ayudemos. Pero ¿en quién confiamos primero? ¿En quién confiamos más? ¿En Dios o en el hombre?.
Si sobreviene de improviso un problema serio que nos angustia,¿a quién llamo? ¿A mi abogado?¿A mi amigo? ¿A mi tío que tiene mucha influencia?
Confiar en Dios te dará serenidad en el momento crítico.¡Jesús! es un grito que ha salvado a muchos de situaciones difíciles. Ten su nombre bendito a la mano.
¿Y cómo lo tendrás a la mano si no lo tienes en el corazón? Si conociéramos a Dios, sabríamos cuánto podemos confiar en Él en cualquier circunstancia. Pero ¿cómo le conoceremos si no le hablamos? ¿Cómo le conoceremos si no tratamos con él?
Cuando le hablemos como a un amigo, empezamos poco a poco a conocerlo, y aprendemos a escucharlo. Él nos habla siempre, el problema es que no reconocemos su voz entre las muchas voces que nos hablan. Él no habla necesariamente con palabras audibles pero sentimos en nuestro corazón sus respuestas y aprendemos a distinguir su voz.

“Cuando entre sombras camine
Cuando quebradas me rodeen
Cuando circunstancias amenacen
Cuando a mi hermano no sirva
Cuando a mi amigo le falle
Cuando golpee a los míos
Cuando me llene de ira
Cuando levante los ojos
Cuando una lágrima brote
Cuando un gemido se escuche
Cuando del alma una súplica
Eleve hacia ti con ansias de perdón
Recordaré, que tú eres perfecto
Que siempre me esperas
Que nunca me dejas
Que soy una oveja
Que tú eres pastor
Que nada ni nadie
Podrá alejarme de tu amor”

Tu llamado

“Señor, tu me examinas y conoces...”
Salmos 139.
Mi espíritu se alegra al saber de tu llamado de servir a Dios desde las aulas y a través de aquellas pequeñas vidas que ha puesto en tus manos. Pienso en tu decidida alegría, en tu vocación y en la valentía que pones al cumplir con tu misión.
Fuiste puesto en la tierra para aportar algo. No fuiste creado solo para comer, consumir, respirar u ocupar un lugar en el espacio. Dios te diseñó para que tu vida marcara la diferencia; para añadir vida a la tierra y no para quitársela.
Fuiste diseñado para servir y para hacer el bien. Antes de entretejerte ya Dios te conocía, te había elegido y apartado para tan delicada misión.
Estas puesto en este planeta para cumplir una labor importante y especial. Hay ciertas cosas que debes considerar:
· No eres un accidente, tu vida tiene un propósito.
· La manera en que valoras tu vida forma tu vida. La manera en que defines tu vida define tu destino.
· Estás de paso por este mundo.
· Todo es para Dios y para la gloria de Dios. Tu misión es agradar a Dios.
· Necesitas rendirte ante Dios y sus planes. El quiere ser tu amigo y espera todo de ti.
· Dios es real sin importar lo que sientas, está cerca aunque parezca distante.
· Eres llamado a pertenecer a la Iglesia, a hacer pertenecer a otros y no solo a creer. Sin comunidad no hay cristianismo. Cuidas la unidad de la Iglesia.
· El significado de tu vida es compartir.
· Dios quiere que crezcas, que te parezcas a El, que te dejes transformar por la verdad.
· En tu vida no procures tomar atajos es el camino de la madurez.
· Solo tú puedes ser tú. Dios te llamó a ti de manera particular.
· A Dios le encanta usarte aunque sientas debilidad y cansancio.
Querido maestro, es tiempo de hacer sonreír a Dios. El te ama, jamás lo olvides ¡Dios te ama!.


“No fue audible tu voz , Señor
Pero pude escucharla
La reconocí, Señor, la reconocí
Me movía en medio de la multitud
Y nada pudo evitarlo
Tu voz es más clara que el ruido
No gritaste, Señor, no lo hiciste
Simplemente me llamaste
Dijiste mi nombre
Y me hiciste descansar en tí
Así, reposando entre tus manos
Gozando y a la sombra de tus ramas
Ramas santas, sombra fresca
Conocí el significado de tu amor
Amor de madre
Manos rudas de alfarero
Que con delicados movimientos
Forma al hombre, al hombre nuevo
A tu imagen y semejanza
Hijos, ya no criaturas
Hijos tuyos, Padre.
Hijos tuyos”.

Construyamos la Escuela Cristiana

”Si no es Dios quien construye, en vano se afana el constructor”
Salmos

Dios nos invita a edificar su Iglesia edificando una nueva clase de escuela en la que todos nos sintamos hijos de un mismo Padre viviendo con caridad y justicia. ¡Manos a la obra!
Iniciemos la construcción, para ello necesitamos:
1.-El arquitecto.
Es Dios quien hace los planos y proyectos. Recuerda:"En vano se afanan los constructores sino es Dios quien construye la casa"(Sal 127).
2.-El plan.
El arquitecto desea que todos los hombres se salven desde ahora y no después de la muerte. El plan incluye que nos vayamos transformando en la imagen de Cristo viviendo en santidad.
3.-El terreno.
Edificaremos en la roca viva que es cristo. Sería absurdo edificar sin El. Sin Jesús no habría comunidad de vida. Recuerda, los más grandes edificios se construyen sobre los suelos más rocosos, nosotros lo haremos en la roca más fuerte.
4.-Los cimientos.
Estos serán la fe. Con fe nuestra escuela nunca se vendrá abajo y se mantendrá firme, sólida, segura. No puede haber casa sólida sin cimientos, no se puede edificar la nueva escuela cristiana sin fe en el señor.
5.-Las columnas.
Serán los principios cristianos revelados en la Palabra de Dios. Estos principios nos guiarán por caminos de santidad. La participación de la Iglesia como cuerpo de Cristo en la labor educativa permitirá el crecimiento de los agentes en calidad de vida cristiana, dando a la sociedad verdaderas lámparas vivientes.
6.-Las paredes.
Nosotros somos las piedras de este edificio, cada piedra es distinta pero todas sirven en la construcción. Están no solo juntas sino unidas por el cemento del amor, solo el espíritu mantiene esta unidad. Cada piedra cumple una función, pero unidas hacen acción. Los maestros somos parte de estas paredes.
7.-Las ventanas.
Nos permitirán mirar siempre al exterior, darnos cuenta que no somos isla, que tenemos un mundo que espera mucho de nosotros, que vive en la carencia y el desorden. Es en ese mundo donde viviremos lo aprendido en la escuela. Por tanto formaremos líderes, agentes transformadores de la sociedad y la cultura. Personas capaces de evangelizar las ciencias, las artes, la economía, la política y todas las actividades. Difícil misión nos espera, un reto, una necesidad, una promesa.La tarea parece imposible pero recordemos:”Lo que para el hombre es imposible, para Dios es posible”
“Maestro, hijo de Dios
Buscador incansable,
Hombre en camino
Estilo distinto de vida
Un modo de ser
Ser con los demás
Coherente con Dios y
con los hombres
En tiempos de crisis
En el ir y venir
Ondulante y pendular
De la historia de los hombres
Tiempos de caídas y decadencias
De sectarismos y escepticismos
De mucho ruido y poco silencio
De apariencias y poca interioridad
De instancias confusas
Y escasa trascendencia
Tiempos de hombres como tú
Seguidor de sus huellas
Maestro cristiano
Discípulo de Jesús.”

Una nueva manera de SER

“No vivo yo, es Cristo quien vive en mí”

El maestro es el verdadero artífice del cambio, no su simple instrumento. ¿Qué hacer para lograr nuestro fin y ayudar a otros en su logro? ¿Cómo construir una guía de conducta, un punto de referencia?... solo lo haremos teniendo muy claras y vivas las actitudes que pide el mundo de hoy al maestro, actitudes que le capacitarán para nuevas funciones:
Actitudes de Búsqueda, Confianza, Diálogo, Respeto, Amor, Apertura, Reflexión, Compromiso, de una gran Fe en la propia vocación, y de poner a CRISTO en el centro de nuestra pedagogía, porque Él es el único Maestro.
1.- Actitud de búsqueda de conocimiento:
Para saber a dónde vamos, con clara imagen de nuestro origen y nuestro destino: no podemos formar al hombre para vivir por vivir. No basta el “hombre arrojado en el mundo” de Heidegger. Creemos en el hombre cuya vida tiene un sentido y cuya naturaleza y espíritu constituyen una unidad. Hay que tener el valor de volver a las fuentes originales de nuestra dignidad y descubrir cuál es el sentido de lo que hacemos y de lo que hacemos hacer; para tener claro a quiénes estamos ayudando: cómo son, cómo viven o cómo no viven e interesarnos por ellos. Saber que estamos al servicio de las personas y de la sociedad, en ellas.
Afirmar a los demás en lo que son y pueden llegar a ser; enseñar a conocerse a sí mismos, despertarles la conciencia del valor que les otorga su dignidad, promover las libertades, y buscar que cada uno sea, con un sentido propio.
2.- De confianza:
Creer en nuestras posibilidades, tener fe en nuestra Misión. Sabernos invitados, llamados, elegidos, para llevarla a cabo. Pero, creer también en las posibilidades de nuestros alumnos, teniendo fe en su capacidad de crecimiento.
Este acto de fe es el fundamento del acto educativo y la actitud ética que corresponde es el hacer todo lo que podamos para ayudarles a que construyan su persona como seres libres y responsables, no cayendo en la trampa de pedirles la prueba de nuestra eficacia. Confianza en los compañeros que comparten con nosotros un mismo compromiso; confianza en los directivos, confianza en las familias, y la de ellas hacia la escuela.
Necesitamos ser hombres y mujeres de gran confianza y confiables en la doble vertiente: de competencia profesional y de actitud íntegra. Tenerla y poder darla, en situaciones tan cambiantes. Ser testigos creíbles, porque somos, hombres justos, más humanos, y más preparados.
Ser hombres confiables es dar paso a la esperanza porque la confianza engendra confianza. El temor, la duda y los “controles” engendran a su vez temores y posturas defensivas.
Todo lo anterior nos llevará a conocer, más profundamente, a motivar continuamente, a hacer y a tener ideas siempre nuevas permitiendo que otros las tengan, suscitando la confianza en sí y su autoestima, porque confiamos en ellos.
3.- De diálogo:
Ser una presencia concreta (no hablar como libro ni ser abstracto como el mensaje de los medios). Interesarse por los alumnos es establecer otro tipo de relación que la jerárquica: es estar disponible, ser alguien próximo que aclara, que explica, que orienta, y ofrece sus puntos de vista: alguien que sabe que no todo se aprende a la primera y por ello se ajusta a las circunstancias: alguien cooperativo y que participa a los demás sus saberes, sus dudas, sus emociones, sus inquietudes y sus ideales: alguien que invita a la comunicación y al diálogo.
Antes que especialistas somos maestros de humanidad, pues no hay ni un minuto neutro en la vida de cada hombre: este es nuestro gran servicio. Enseñamos a ser hombres, manifestándonos: todos pertenecemos al género humano, siendo hombres y mujeres, pero lo que de verdad nos diferencia es la manera de ser hombres y mujeres en el mundo, por las respuestas personales que damos.
Hacer de nuestra docencia, un lugar de vida y de trabajo, un espacio de encuentro y de intercambio, creando una relación con bases intelectuales; favorecer la comunicación y la acción responsable, enseñando con humor, que es el condimento humanizante de las relaciones personales.
4.- De respeto:
Respeto en todas sus facetas, respeto a las personas y a sus derechos, lo cual supone la aceptación de cada uno como es. Acoger y aceptar al otro es potenciar y obliga a conocerlos individualmente, descifrarlos psicológicamente, para ayudarlos pedagógicamente. No se trata de volcar una afectividad que los alumnos no necesitan. Lo importante es que se sientan aceptados, acogidos y respetados. Con actitudes de acogida se crean ámbitos de expresión y cuando se da la expresión personal, se dan procesos muy constructivos y creativos.
Así como decíamos más arriba que la confianza engendra confianza, la aceptación engendra compromiso así como las actitudes de rechazo conducen a la pasividad y a la nada.
Cada maestro ha de constituirse en promotor del ser individual de cada uno, que sabe escuchar y valorar críticamente, porque ama a cada uno como es, e invita a cada uno a ser cada vez más, él mismo.
5.- De apertura
Que es amor a la verdad, lo que nos convierte en reveladores de la verdad. La verdad como búsqueda continua, porque el hombre es capaz de encontrarla. Apertura que lleva a vivir el cambio como algo propio y permanente que justifica la actitud de búsqueda y estudio permanente. Atención a lo nuevo. Este amor a la verdad, nos llevará a conocer las cosas como son, con objetividad y profundidad, con humildad para cambiar o rectificar lo que debamos cambiar o rectificar. Abiertos a todo lo que nos haga crecer, buscando el progreso permanente, la superación personal. Y atreviéndonos a aceptar que estamos ante un cambio de época, no sólo de siglo. Ya no siguen siendo válidos ciertos parámetros de tiempos pasados.
Significa, igualmente, tener claro que estar informados no quiere decir que estemos actualizados. La información hay que convertirla en conocimiento para que merezca la pena; y saber que estamos en un momento de crisis, en el sentido de crecimiento, pero también en el sentido de desconcierto.
Debemos mediar ante los cambios liberando las fuerzas creadoras de nuestros alumnos, dándoles un sentido prospectivo y armándoles con estrategias de creatividad, participación y búsqueda. Ayudarles a convertir la verdadera información en verdadero conocimiento. Revitalizar en ellos la creencia de que podemos cambiar, que la sociedad puede cambiar. La desilusión por ciertas ideologías no significa que no existan otros signos de cambio, otras maneras para cambiar. Y para provocar dichos cambios, no tener miedo en poner metas altas a nuestros alumnos, y no quedarnos en la mirada miope de los objetivos a corto plazo.
6.- De reflexión:
Dándose tiempo para pensar, para profundizar, para retomar ideas, para descubrir lo que nos ayuda a dar sentido. Darnos tiempo para pensar, porque no le tenemos miedo al interior. Darnos tiempo para recogernos y acoger, para buscar dentro de nosotros mismos y salir al entorno de los demás nuevamente, fortalecidos.
Reflexionar con los demás en la búsqueda de soluciones nuevas a problemas nuevos. Hacer pensar a los alumnos, y llevarlos a que se interpelen efectiva y también afectivamente; darles tiempos, crearles espacios para que reflexionen pues la reflexión lleva a la libre elección y a las nuevas soluciones.
7.- De amor:
Que se entrega y nos hace disponibles, que acepta al otro como es, y le desea su felicidad y su bien, Amor que busca el bien de los que amamos, de los que necesitamos porque los amamos, amor que nunca pasa factura. En fin, amor que sabe prender una luz de esperanza en medio de la oscuridad.
Esta actitud amorosa que nos lleva a preguntarnos cada mañana ¿a quién llevaré un poco de amor y esperanza?, nos impulsa a desarrollar, a perdonar, comprender, y enseñar que la vida solo tiene sentido cuando la llenamos de amor y de esperanza.
8.- De compromiso social:
Situando a los estudiantes en el horizonte espacio-temporal de la vida comunitaria, con unos valores, con una vida trascendente. No es posible educar sino es desde la referencia a valores . Reconocer los valores y asumirlos en una vida coherente con ellos, con un gran respeto por los valores de los demás. Se nos pide ser coherentes, ser hombres y mujeres de palabra y de hechos (La educación es un lugar de la palabra mantenida. Nada desacredita más a un maestro que decir algo y obrar al contrario). Ser coherentes nos da crédito y nos autoriza a exigir que nuestros alumnos lo sean.
Ser maestros cuyos gestos tienen siempre un mensaje, porque no somos neutros, porque tenemos convicciones y vivimos de acuerdo con ellas (respetando las de los demás), es no estar a la merced de cualquier influjo, es ser verdaderos testigos y auténticos misioneros. Tener convicciones significa tener una filosofía sobre sí mismo y del mundo y gracias a las cuales la persona que las tiene encuentra una manera razonable de comportarse, es decir de ser hombre.
Ser maestros es vivir la valentía de mostrar la verdad, siempre que necesite ser proclamada, ante quien sea y donde sea. Y este tema de la verdad, tiene su antesala en la vivencia. Será nuestro mejor servicio al hombre y a la sociedad, nuestra mayor fidelidad.
Podemos conducir al compromiso con las necesidades de la sociedad de la cual formamos parte. Fomentar la solidaridad y el servicio al bien común, que permita un mayor bienestar de nuestra historia individual y colectiva. Impulsar la toma de conciencia de no permanecer ajenos a lo que sucede a nuestro alrededor, llevando a la acción cuando podamos y debamos actuar. El compromiso social es un ingrediente constitutivo del ser humano.
9.- De fe en su vocación personal:
Y porque la fe nos respalda y nos da fuerza, sabemos que podemos cambiar y hacer cambiar a otros. Sabemos en quién hemos puesto nuestra esperanza y de quién nos fiamos, en el único Bueno, con el que todo lo podemos.
Fomentaremos la mirada al interior, y allá en ese hondón, encontrar la fuerza para vivir y suscitar valores, que con la gracia de Dios dará sentido a cuanto hacemos. En resumen, es ejercer una Pedagogía del encuentro con Cristo, que hace dialogar la fe con la vida.





“Cuan diáfana belleza, Oh Señor
La de tu gloria manifiesta en Jesús
Y cuan gloriosa presencia
La de tu hijo en mi ser
Es tuya la gloria y mía también
Y toda mi gloria es tuya pues viene de ti
Yo no he creado tu gloria
Tú, Oh Dios grandioso, la posees innata
Mi gloria es la tuya la veo por fe
Se manifiesta en mi herencia
Soy tu hijo, tu eres mi Padre bueno
Lo creo aunque no lo vea o lo sienta”

El significado de la educación cristiana

“Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”
Proverbios 22:6
Decir: Es ayudar a saber.
Enseñar: Es ayudar a saber y a creer.
Instruir y educar: Es ayudar a saber, a crecer y hacer.

El Señor Jesús, el Maestro de maestros, en su ministerio terrenal se dedicó más que todo, no a predicar, ni a enseñar, sino a entrenar.
Vivía con su grupo de alumnos, sus discípulos, y dirigía su vida y sus actividades. Se aseguraba que sus alumnos aprendieran sus enseñanzas y las pusieran en práctica.
Bajo la supervisión de Jesús los discípulos se desarrollaban, no sólo por los conocimientos que Él les impartía, sino porque El mismo vivía lo que enseñaba; a ellos les daba la oportunidad de poner en práctica lo que habían aprendido.
Gonzalo Báez Camargo en su libro “Principios y Métodos de la educación cristiana” nos da la siguiente definición: “La educación cristiana es el proceso por el cual la experiencia, es decir, la vida misma de la persona, se transforma, se desarrolla, enriquece y perfecciona mediante su relación con Dios en Jesucristo”.
No es suficiente que los alumnos lleguen aceptar los principios de nuestra fe en una forma mecánica y abstracta. No basta que adopten las leyes morales del cristianismo tratando de poner en práctica las enseñanzas de Jesús. Todo esto está incluido, pero es mucho más.
Es necesario que cada persona, niño, joven o adulto, llegue a situar en el centro de su vida y experiencia a Dios revelado en Jesucristo. Que cada uno llegue a sentir esa misma experiencia de San Pablo cuando dijo: “Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí” (Gálatas 2:20).
Enseñar es plantar la semilla, pero educar es cuidar la planta hasta que llegue a la madurez. La enseñanza da conocimiento; la educación forma el carácter.
Deseo que nosotros no nos conformemos con dedicarnos únicamente a plantar la preciosa semilla de la Palabra de Dios en los corazones de nuestros estudiantes, sino que nos esforcemos en cuidar esa semilla hasta verla germinar, crecer y llevar fruto para la gloria de nuestro Dios. Sólo así estaremos cumpliendo con nuestro deber de ser instrumentos en la formación de un carácter cristiano en nuestros alumnos y en nuestros hijos.
Recordemos que el mandato de Dios para nosotros es: “Instruye, educa...”. Ojala podamos ver nuestros errores y podamos enmendarlos con la ayuda de nuestro Dios y que nos prestemos a ser los instrumentos usados por el Espíritu Santo para ayudar a la formación de vidas. Ese es el verdadero significado de la educación cristiana.








“Voluntad, amor, sabiduría
Escondidas en lo profundo del alma
Cuna de lo bueno y lo perfecto
Muestra de lo que en esencia soy.
Al cerrar lo ojos cada noche
Al sentir la pausada voz en la mañana
Cuando la aurora llega
Y el nuevo día comienza
Me gozo de nuevo en tu paz
Dulce voz que
Cual bella melodía
Interpreta de mi propio pentagrama
Melodías suaves y diversas
Y tú, Señor
Interpretando tu mejor canto cada día
Permites que tome
Los mejores frutos de tu árbol
Árbol de vida
Savia pura
De tu mejor esencia
Esencia buena
Que atesora tu Espíritu
Entonces
He de recordar sólo cosas buenas
Cosas que iluminen mi vida
Vida, mi eterno presente
Vida, oración de amor y de alegría
Vida, himno al noble creador.”

La promesa del maestro

“Que tu sí sea sí…”

Decidamos practicar los principios propios de un estilo de vida renovados, un estilo de vida que sea luz para las tinieblas y sal que de sabor a un mundo desabrido y sin propósito.
1.- Trataré en todo tiempo de vivir una vida que se manifieste como un digno ejemplo a mis discípulos.
2.- Seré fiel a mi llamado y a mi vocación, aceptando los retos del camino y practicando los valores que propongo vivir.
3.- Motivaré constante mente la actitud transformadora en mis discípulos, una actitud que cambie al mundo a través de hombres y mujeres dispuestos a asumir el liderazgo.
4.- Compartiré mis planes con otros maestros, apoyaré a mis compañeros en nuestro mutuo trajinar y me dejaré guiar por aquellos que han logrado mayor experiencia.
5.- Haré planes que me permitan pasar cuanto menos dos horas cada día en la preparación de mis lecciones. No creo en la improvisación.
6.- Serviré a cada estudiante, a todos, pero a cada uno. Me vincularé con ellos, mi deseo es llegar a conocerlos para ser de gran utilidad.
7.- Haré de Cristo el centro de mi clase. Proclamaré que la vida del hombre sin Dios está incompleta y que solo su luz, su verdad y su vida nos garantizan la real felicidad negada a aquellos que no creen.
Hombre que tienes talento
Dime, ¿Dónde lo compraste?
El mundo te reconoce
Imaginación brillante
Pero, ¿Cómo has adquirido
Ese don tan admirable?
Tal vez cultivas las ciencias
Y aun descubrimientos haces
Pero, ¿Cómo has poseído
Esa aptitud envidiable?
Por ventura te consagras
Al cultivo de las artes
Y alcanzas preciados lauros
En concurridos certámenes
Mas, ¿Elegiste tu mismo
Porque tuviste a tu alcance
Esa facultad preciosa
Que el mundo admirado aplaude?
Nada debes a ti mismo
Cuanto tienes, cuanto vales
A tu Espíritu ha venido
De un modo que nadie sabe
Mas de quien viene sabemos
De quien es de las luces padre
Autor de los mejores dones
Que como quiere reparte
Si todo lo has recibido
De nada debes gloriarte.

Maestros de hoy

"Todo lo puedo en Cristo que me fortalece"

En la educación de nuestro tiempo debemos precisar un factor importante: el verdadero maestro, es aquel que da igual valor al sujeto que al objeto de conocimiento. Es decir, busca siempre adquirir más competencias en su materia, al mismo tiempo que aspira llegar a conocer y amar a sus alumnos.
Tal concepción, precisa dos cosas:
a) Ser competentes: Entendamos que la competencia se da por el conjunto de habilidades que nos permiten el logro de la verdad. Somos formadores de competencias pero, es preciso comunicar antes que nada el gusto por la verdad. El hombre es creado a imagen de Dios por su aspiración a la verdad. Cuando afirmamos serenamente y con respeto nuestro compromiso por la verdad, no podemos dejar de tocar lo que es una de las aspiraciones más íntimas de nuestros educandos. Tal aspiración podrá ser ofuscada, en un momento dado, pero nada ni nadie podrá aniquilarla.
b) Conocer y amar a nuestros estudiantes: Para formarlos necesitamos amarlos. El amor constituye el principio y el fin de nuestra misión educativa y docente. Amar, es tender hacia el bien. Esta búsqueda del bien de aquellos que nos están confiados supone corresponderles con nuestra persona y no solamente con nuestra inteligencia. El alumno necesita, en su crecimiento, relaciones personales con educadores significativos; el mismo aprendizaje tiene mayor incidencia en su vida si va impregnado de un compromiso personal, de reciprocidad auténtica, de coherencia en las actitudes. No somos plenamente hombres sino labrados a la imagen del único y verdadero hombre: Cristo.
c) Ser humildes de corazón: No seremos plenamente maestros sino situándonos en la escuela del maestro de maestros que dice: “Yo soy manso y humilde de corazón”, y justamente lo que la escuela necesita son maestros de esta talla: Mansos.
Necesitamos entrar en la escuela de Cristo y, como El, con paciencia incansable, repetir las mismas verdades fundamentales a nuestros niños y jóvenes estando siempre prontos a tener misericordia antes que hacer justicia. Esta dulzura se traduce en una atención particular del maestro a los más desfavorecidos y en el perdón generoso ante los golpes e injusticias que se llega a sufrir en esta misión de educar. Un maestro no será verdaderamente maestro si no permanece como estudiante, como discípulo de la Verdad. Estudiante y maestro están sometidos a la Verdad. La humildad es la viva conciencia y la práctica de la verdad. Ser humilde es aceptar con alegría todas las cosas que Dios dice que soy, todas las cosas que Dios dice que tengo y todas las cosas que Dios dice que puedo. Es también aceptar las propias limitaciones, errores, e ignorancias y declararlas. Una buena muestra de humildad es tratar con caridad y dulzura a los padres en su responsabilidad. Dedicar tiempo para escucharlos, sólo así se podrá constatar que más allá de cuestiones anodinas y de actitudes agresivas, ellos tienen interrogantes y preocupaciones, no siempre fáciles de compartir. La humildad que se fundamenta en el propio reconocimiento, lejos de minar nuestra autoridad, la establecerá más fuertemente.







Dios es Amor,
Verdad inconfundible.
Dios es Amor
Y es tal su inmensidad,
que ante su Amor no existe el imposible,
y al pecador le ofrece eterna Paz.
Dios es Amor,
y lo es, de tal manera,
que a Su Hijo dio por mi vida redimir,
y en cruz murió para que yo tuviera
en su mansión, eterno porvenir.
Dios es Amor
Más lo que no comprendo,
es que el mortal rechace su Bondad.
Desprecie el don de Dios,
y esté escogiendo
su perdición por propia voluntad.
Dios es Amor,
y mi alma lo celebra
dando alabanzas a mi Salvador.
Por su Bondad cambió mi vida entera,
y hoy brilla en mí el fuego de su Amor.

La primera escuela del maestro

“ con sabiduría se edificará la casa “
Proverbios 24,3

Antes de decidir ser maestros nuestra vocación se mostró en medio de una familia. Hoy, nuestra vocación se desarrolla primero en nuestras casas y después en nuestra escuela.
Es en la familia donde hemos recibido la formación que determina el estilo de nuestro magisterio; todos los valores que necesitamos practicar, las habilidades para relacionarnos, la capacidad de perdonar y amar en toda circunstancia, la identificación con un espacio y con sus costumbres... nuestra primera experiencia formadora se realizó en casa y nuestros padres fueron los responsables directos del hecho.
No se trata de juzgar la calidad de la formación de tus padres, con el buen uso de tu razón y con la ayuda del espíritu santo sabrás superar y mejorar lo recibido; pero sin lugar a dudas tu eres y tienes de lo que recibiste en casa a través de tu familia.
Un maestro que quiera ejercer liderazgo en la escuela debe primero ejercerlo en medio de su propia familia. Recuerda, ser maestro no implica tanto dar conocimientos como vivir de acuerdo a un estilo inspirador en medio de un mundo de inspiraciones frágiles y falsas.
¿Puede un maestro casado enseñar algo bueno si no cumple con sus funciones de esposo y padre? ¿Puede un maestro soltero formar seres distintos y de calidad si no es capaz de dar amor, respeto y sustento a sus padres?. La respuesta es no; esto debe merecer de parte nuestra una seria reflexión.
Se nos pide ser sal que de sabor a la tierra y luz que ilumine en medio de las tinieblas, el primer lugar que debemos sazonar e iluminar es el seno de nuestro hogar.
Un maestro que siendo padre que sitúa como líder, ejemplo y maestro de sus hijos; un maestro que como esposo sea la cabeza de su familia así como Cristo es cabeza de la Iglesia; un maestro que como esposo ame a su esposa y cuide de ella como a un vaso más frágil; un maestro, esposo y padre que camine de la mano con los suyos, aconsejando, corrigiendo, alentando... Ese es el tipo de ser humano, de hombre y maestro que el mundo necesita.
Un maestro que ame a sus padres reconociendo que en tal amor hay una gran bendición; les sustenta, les protege, les ama sin cansancio, no juzga, no destruye, es paciente... ese es el tipo de maestro que rompe los esquemas dudosos impuestos por nuestras sociedades y se sitúa como una esperanza para todos aquellos que aún creemos que el ser humano no es un producto terminado.
No puedes ser luz en la escuela y oscuridad en tu casa, debes ser luz en tu casa, luz en medio del mundo, luz para todos tus amigos y desconocidos que te observan y finalmente, luz en tu escuela, luz que aliente, de calor e ilumine el camino de tus estudiantes.
Parece difícil, ¿verdad?, pero no lo es. Todo lo podemos en cristo que nos fortalece, pon tus dudas y temores en las manos amorosas del Padre y descansa en su paz y en su amor; por sobre todo confía, no dejes de hacerlo jamás, Dios te ama, tu solo confía.

“Jesús es alfarero
Y es además restaurador
Restaura vasijas rotas,
Las hace nuevas,
Sólo El tiene poder para hacerlo.
Es Dios de nuevas oportunidades
no se ha ido,
La vasija de barro que hacía
Una vez se echó a perder
Pero ha vuelto a sus manos.
Echa afuera el temor
La rueda ya está girando
Y las manos mas hermosas,
Las mas cuidadosas
Están formando tu vasija
Permítele obrar
Ríndete a El
No temas
Déjale obrar”.

Un comentario final


Las próximas reflexiones las escribirás tú. Las próximas páginas son tuyas. Serás tu quien dirá de lo bien que se camina con Cristo, de lo felices que nos hace, pero del servicio que nos permite realizar.
El espacio es siempre escaso, pero el maestro vive día con día, formando, siendo ejemplo y, en Dios, renovando sus fuerzas.
No creas que el sentido de todo lo anterior es someterte a una dura carga haciendo de tu vocación una cruz pesada. La cruz ya fue cargada, el sacrificio ya fue hecho, todo para que tu obtuvieras libertad y paz. No quiero verte como un mártir, el único mártir es cristo que entregó su vida por ti, por mí y por todos.
Cuando caigas levántate de inmediato, no dejes pasar el tiempo, pide y da perdón de manera oportuna, que el tiempo no se vuelva tu enemigo, tu eres como un mayordomo, no eres el verdadero dueño, administras, la visión es de Dios, la misión es toda tuya.
Ora por mí, oraré por ti. Oremos por nuestra misión, que seamos siempre útiles, que nuestro corazón esté siempre dispuesto a ser moldeado.
Abramos siempre nuestra mente, nuestro entendimiento, nuestros pensamientos, anhelos y deseos haciendo que estén sometidos con gozo a los planes, deseos y voluntad de Dios.
No hagas lo que quieras, no hagas lo que creas bueno, actúa después de estar en comunión con tu Dios y harás lo que El quiere.
Nunca lo olvides...¡TODO COMIENZA CON DIOS!

" Creo en ti amigo
Si tu sonrisa es como un rayo de luz
que alegra mi existencia.
Si tus ojos brillan de alegría al encontrarnos.
Creo en ti amigo
Si compartes mis lágrimas
y sabes llorar con los que lloran.
Si tu mano está abierta para dar
y tu voluntad es generosa para ayudar.
Creo en ti amigo
Si tus palabras son sinceras
y expresan lo que siente tu corazón.
Si sabes comprender mis debilidades
y me acompañas en todo momento.
Creo en ti amigo
Si tienes valor para corregirme amablemente.
Si sabes orar por mí,
Como oro yo por ti,
y brindarme buen ejemplo.
Creo en ti amigo
Si tu amistad me lleva a amar más a Dios
y a tratar mejor a los demás.
Si no te avergüenzas de ser mi amigo
en las horas tristes y amargas".