"Todo comienza con Dios" - Reflexiones para maestros cristianos

¿Has pensado alguna vez que Dios es el centro del proceso educativo?

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Location: chiclayo, lambayeque, Peru

Martín cabrejos Fernández.

Wednesday, October 11, 2006

El significado de la educación cristiana

“Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”
Proverbios 22:6
Decir: Es ayudar a saber.
Enseñar: Es ayudar a saber y a creer.
Instruir y educar: Es ayudar a saber, a crecer y hacer.

El Señor Jesús, el Maestro de maestros, en su ministerio terrenal se dedicó más que todo, no a predicar, ni a enseñar, sino a entrenar.
Vivía con su grupo de alumnos, sus discípulos, y dirigía su vida y sus actividades. Se aseguraba que sus alumnos aprendieran sus enseñanzas y las pusieran en práctica.
Bajo la supervisión de Jesús los discípulos se desarrollaban, no sólo por los conocimientos que Él les impartía, sino porque El mismo vivía lo que enseñaba; a ellos les daba la oportunidad de poner en práctica lo que habían aprendido.
Gonzalo Báez Camargo en su libro “Principios y Métodos de la educación cristiana” nos da la siguiente definición: “La educación cristiana es el proceso por el cual la experiencia, es decir, la vida misma de la persona, se transforma, se desarrolla, enriquece y perfecciona mediante su relación con Dios en Jesucristo”.
No es suficiente que los alumnos lleguen aceptar los principios de nuestra fe en una forma mecánica y abstracta. No basta que adopten las leyes morales del cristianismo tratando de poner en práctica las enseñanzas de Jesús. Todo esto está incluido, pero es mucho más.
Es necesario que cada persona, niño, joven o adulto, llegue a situar en el centro de su vida y experiencia a Dios revelado en Jesucristo. Que cada uno llegue a sentir esa misma experiencia de San Pablo cuando dijo: “Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí” (Gálatas 2:20).
Enseñar es plantar la semilla, pero educar es cuidar la planta hasta que llegue a la madurez. La enseñanza da conocimiento; la educación forma el carácter.
Deseo que nosotros no nos conformemos con dedicarnos únicamente a plantar la preciosa semilla de la Palabra de Dios en los corazones de nuestros estudiantes, sino que nos esforcemos en cuidar esa semilla hasta verla germinar, crecer y llevar fruto para la gloria de nuestro Dios. Sólo así estaremos cumpliendo con nuestro deber de ser instrumentos en la formación de un carácter cristiano en nuestros alumnos y en nuestros hijos.
Recordemos que el mandato de Dios para nosotros es: “Instruye, educa...”. Ojala podamos ver nuestros errores y podamos enmendarlos con la ayuda de nuestro Dios y que nos prestemos a ser los instrumentos usados por el Espíritu Santo para ayudar a la formación de vidas. Ese es el verdadero significado de la educación cristiana.








“Voluntad, amor, sabiduría
Escondidas en lo profundo del alma
Cuna de lo bueno y lo perfecto
Muestra de lo que en esencia soy.
Al cerrar lo ojos cada noche
Al sentir la pausada voz en la mañana
Cuando la aurora llega
Y el nuevo día comienza
Me gozo de nuevo en tu paz
Dulce voz que
Cual bella melodía
Interpreta de mi propio pentagrama
Melodías suaves y diversas
Y tú, Señor
Interpretando tu mejor canto cada día
Permites que tome
Los mejores frutos de tu árbol
Árbol de vida
Savia pura
De tu mejor esencia
Esencia buena
Que atesora tu Espíritu
Entonces
He de recordar sólo cosas buenas
Cosas que iluminen mi vida
Vida, mi eterno presente
Vida, oración de amor y de alegría
Vida, himno al noble creador.”

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